Aspiradora antigua
Una aspiradora es un dispositivo que utiliza una bomba de aire para aspirar polvo y otras partículas pequeñas de suciedad, generalmente del suelo.
La mayoría de hogares con suelo enlosado tienen un modelo doméstico para la limpieza. El polvo se recoge mediante el sistema de filtrado un ciclón para una posterior disposición.
Hasta finales del siglo XIX, los trapeadores y cepillos para alfombras eran las únicas herramientas con las que se contaba para tratar de mantener limpio el ambiente. Posteriormente fueron creados varios artefactos para limpiar alfombras, y en 1901 fue patentada la primera aspiradora. Ideada por el ingeniero inglés Hubert Cecil Booth, Puffing Billy era una enorme máquina, con un motor eléctrico, que aspiraba el polvo, También creó una aspirado que la llamo Trolleyvack que funcionaba con un motor más pequeño, después Booth instaló una empresa de aseo. Su primera tarea importante fue limpiar la alfombra de
Las alfombras eran un problema aún mayor: era casi imposible quitar la suciedad barriéndolas, de modo que se sacaban a la calle o al campo –según donde estuviera la casa– y se sacudían; de hecho, esto se sigue haciendo aún en algunos sitios. En las ciudades esto significaba, por supuesto, que los viandantes eran “regados” con la porquería de sus vecinos si tenían la mala suerte de pasar mientras se sacudían las alfombras: algo parecido a lo que ocurría hasta el desarrollo del alcantarillado cuando la gente vaciaba sus orinales por la ventana. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX que empezamos a plantearnos seriamente el diseño de un aparato que no moviese la suciedad de un lugar a otro, sino que la aspirase. Como he mencionado antes, una de las razones fue la creciente preocupación por los gérmenes que se sabía producían infecciones y que mucha gente sospechaba se acumulaban en el polvo. Otra razón, sobre todo en las ciudades de los países industrializados, era la abundancia de hollín: la creciente cantidad de fábricas, además de la naturaleza de los combustibles empleados en la época, hacían de esas ciudades lugares verdaderamente “tiznados por el progreso”.
El primero en patentar un artilugio que podríamos catalogar de aspiradora fue el estadounidense Daniel Hess en 1860. El aparato de Hess no era denominado aún por su inventor “aspirador” sino “barredor de alfombras”, y tenía algunas características sorprendentes para ser el primer diseño de una máquina de este tipo. El barredor de alfombras de Hess era un avance sobre otros ya existentes en la época: se trataba de artilugios con cepillos rotatorios, que se hacían girar empujándolos por el suelo mediante un juego de engranajes, aunque eran bastante inútiles. Lo que hacía especial al diseño de Hess es que su barredor utilizaba el movimiento de las ruedas para algo más, además de hacer girar los cepillos: se hacía subir y bajar un fuelle. Este fuelle aspiraba el aire y lo hacía pasar por dos depósitos de agua, donde quedaban atrapados el polvo y la suciedad.
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